lunes, 3 de diciembre de 2012

recuento de los daños.

Experiencia

Aprendizaje, experiencia, enseñanza, conocimiento, liberación mental, costumbres, amistades, materias, sociedad, etcétera.
Compartí muchas más cosas y aprendí muchas más de las mencionadas, no me voy con algo malo. He conocido más a mis compañeros al igual que a más personas, maestros y sobre todo cosas nuevas, muchas cosas que hacen que mi mente se despeje y aprenda, se apegue a cosas no casuales ni patronas en mi vida y en mis días.
Mucha literatura lo que, en lo personal, me encanta. Escritura, lecturas, cuentos, formas de teatro, de cuentos, que básicamente me sirven y además me ayuda a las cosas que yo escribo.
Me voy con cosas excelentes, con personas excelentes y todo muy esencial para todo.

Amigos:
Lino
Pery
Isaac
Dayanna
Tamara
Ingrid
Héctor
David

Enemistad:
Afortunada o desgraciadamente no mantengo este tipo de relación hasta ahora.

¿Qué mejoraría?

Trataría de mejorar muchas veces, la falta de responsabilidad para algunas materias de este cuatri, que en lo particular, conforme te das cuenta de la mecánica de los profesores o de la misma materia.
Mejoraría mi rendimiento con respecto a tener buenas notas en todas las materias, subir ese nueve o ese ocho que a veces afecta seriamente a la nota final.
El mejoramiento de la capacidad para aportar cosas mejores en una exposición o en una opinión de manera en la que, todos puedan quedarse y aprender muchas más cosas de las habituales.

Aprendizaje:

Literatura, lecturas, autores, formas, métricas, tips, formas.
No podría decir con exactitud lo que me quedo o lo que me llevo, pero simplemente puedo decir que me voy con un buen sabor de boca. Algo excelente, algo con mucha excitación y demás.

lunes, 26 de noviembre de 2012

Preguntas

¿Qué es un sainete?
Un sainete es una pieza dramática jocosa en un acto y normalmente de carácter popular, que se representaba como intermedio de una función o al final.

¿Qué pretendía ser el sainete valenciano?
El sainete valenciano pretendió ser un reflejo de la vida social de la Comunidad Valenciana (España) de estos siglos.

Características del sainete:
Una de sus características recurrentes es que los personajes de las clases bajas hablaban valenciano, mientras que los forasteros, los miembros de la burguesía o todo aquel que tenía una voluntad de no ser clasificado o de aparentar más riqueza y educación, hablaban un castellano plagado de valencianismos y de incorrecciones. Generalmente la crítica que se realiza de esta presunción es meramente moral, no sociolingüística.

¿Dónde se desarrolló el sainete criollo?
El sainete criollo se caracterizó por reflejar las costumbres de la vida en los conventillos, agregando a los elementos humorísticos un conflicto sentimental y una trágica.

Personajes que realizaban sainetes:
En esta época se destacaron, además de Carlos Pacheco y Alberto Vacarezza, autores como Florencio Sánchez, Gregorio de Laferrere y Roberto Payró.

¿Qué es loa?
La loa es un subgénero dramatico o teatral cultivado en el Siglo de Oro español.

¿De qué se trata la loa?
Se trata de una composición breve en verso (de arte mayor: quintillas al final, [[RomXVII) que se escenificaba antes que el primer acto o jornada de una comedia.

¿En un inicio de qué se trataba la loa?
Al principio era un monólogo; luego se transformó en una conversación con una máxima acción dramática. Se precedía de unos tonos musicales, cantados a veces, con guitarras, vihuela y arpa, que se reiteraban tras su fin.

¿Para qué servía de preambulo en la pieza teatral?
Servía de preámbulo a la pieza teatral para predisponer positivamente al público (mediante el tópico literario de la captatio benevolentiae) elogiando el lugar y a sus vecinos y al santo del día; encarecía el mérito de los actores o de la compañía, presentaba su repertorio, pedía indulgencia ante los posibles errores, y resumía o explicaba brevemente el contenido de la pieza sin anticipar su conclusión. Muchas veces, si la compañía venía de otro lugar, solía encomendarse a algún poeta local.

¿Qué función práctica solía tener?
Solía tener la función práctica de aplacar el natural bullicio de la gente congregada para asistir a la representación teatral. La solía recitar el autor o empresario de la compañía.

¿Desde qué época se comenzaron a dividir las obras en tres actos?
Desde el Renacimiento hasta el siglo XVIII se tendía a dividir las obras en cinco actos, pero desde el siglo XIX se dividen en tres o dos actos, y las piezas cortas suelen constar de un único acto.

Sainete, loa y tres actos

Sainete
Un sainete es una pieza dramática jocosa en un acto y normalmente de carácter popular, que se representaba como intermedio de una función o al final. Sustituye al entremés en los siglos XVIII, XIX y XX.

El sainete valenciano pretendió ser un reflejo de la vida social de la Comunidad Valenciana (España) de estos siglos. Una de sus características recurrentes es que los personajes de las clases bajas hablaban valenciano, mientras que los forasteros, los miembros de la burguesía o todo aquel que tenía una voluntad de no ser clasificado o de aparentar más riqueza y educación, hablaban un castellano plagado de valencianismos y de incorrecciones. Generalmente la crítica que se realiza de esta presunción es meramente moral, no sociolingüística.

En la Argentina, el sainete combinado con las formas del circo, dio como resultado una modalidad original conocida como “sainete criollo”. El sainete criollo se caracterizó por reflejar las costumbres de la vida en los conventillos, agregando a los elementos humorísticos un conflicto sentimental y una trágica. Esta forma teatral se afianzó durante la década de 1920. En esta época se destacaron, además de Carlos Pacheco y Alberto Vacarezza, autores como Florencio Sánchez, Gregorio de Laferrere y Roberto Payró.

•Loa
La loa es un subgénero dramatico o teatral cultivado en el Siglo de Oro español.

Se trata de una composición breve en verso (de arte mayor: quintillas al final, [[RomXVII) que se escenificaba antes que el primer acto o jornada de una comedia. Al principio era un monólogo; luego se transformó en una conversación con una máxima acción dramática. Se precedía de unos tonos musicales, cantados a veces, con guitarras, vihuela y arpa, que se reiteraban tras su fin.

Servía de preámbulo a la pieza teatral para predisponer positivamente al público (mediante el tópico literario de la captatio benevolentiae) elogiando el lugar y a sus vecinos y al santo del día; encarecía el mérito de los actores o de la compañía, presentaba su repertorio, pedía indulgencia ante los posibles errores, y resumía o explicaba brevemente el contenido de la pieza sin anticipar su conclusión. Muchas veces, si la compañía venía de otro lugar, solía encomendarse a algún poeta local. Solía tener la función práctica de aplacar el natural bullicio de la gente congregada para asistir a la representación teatral. La solía recitar el autor o empresario de la compañía.

•Obra en tres actos
Un acto es cada una de las partes principales en las que se divide una obra teatral. Los actos suelen estar separados por un oscuro o una pausa, por la caída del telón o por un intermedio. Cada acto suele estar compuesto de cuadros y escenas, siendo éstas su división más pequeña. Un acto representa en sí mismo una unidad coherente dentro del desarrollo de la trama. Desde el Renacimiento hasta el siglo XVIII se tendía a dividir las obras en cinco actos, pero desde el siglo XIX se dividen en tres o dos actos, y las piezas cortas suelen constar de un único acto.

lunes, 12 de noviembre de 2012

Teatro: Origen y tipos

El teatro nace en Grecia, pero antes de su nacimiento ya existían manifestaciones teatrales en el mundo: los bailes, las danzas, que constituyen las más remotas formas del arte escénico. Estas primeras manifestaciones dramáticas son las prehistóricas danzas mímicas que ejecutaban los magos de las tribus, acompañándose de música y de masas corales en sus conjuros con objeto de ahuyentar los espíritus malignos, y otras pantomimas y mascaradas, así como las danzas córicas en honor de Dionisos, renovación del culto de Príapo, que se celebraba al pie de la Acrópolis de Atenas.

La estatua de Baco era llevada procesionalmente, entre himnos al macho cabrío que era sacrificado al retorno de la procesión, en un altar colocado bajo una encina. Los himnos, entonados por sátiros y náyades que no cesaban de danzar durante el trayecto, eran de un poeta del Peloponeso, llamado Arión, que puede ser considerado el precursor de los autores dramáticos.

Estos festivales fueron luego modificándose, y se introdujeron, en lugar del ya anacrónico mito, héroes y reyes, primera piedra del arte escénico, colocada casi simultáneamente por Tespis, por Epigenes y por Arión.

El ballet, es, pues, la primera manifestación teatral que se conoce, y la única que existe todavía en los países salvajes o de rudimentaria civilización.

Con anterioridad a Tespis, el teatro se reducía a un corifeo que narraba las aventuras de un héroe o de un dios y un coro que le acompañaba y le interrumpía de vez en cuando con preguntas y con exclamaciones de júbilo o de dolor. Tespis imaginó representar al héroe, encarnarlo.

• Tipos de teatro

Teatro Occidental
Teatro clásico
Teatro medieval
Teatro del renacimiento
Teatro del siglo XVIII
Teatro del siglo XIX
Teatro romántico
Melodrama
Teatro del siglo XX
Precursores de vanguardia del teatro moderno
Teatro simbolista
Teatro expresionista
Teatro contemporáneo
Teatro Occidental

Sainete, loa




Sainete
Un sainete es una pieza dramática jocosa en un acto y normalmente de carácter popular, que se representaba como intermedio de una función o al final. Sustituye al entremés en los siglos XVIII, XIX y XX.
El sainete valenciano pretendió ser un reflejo de la vida social de laComunidad Valenciana (España) de estos siglos. Una de sus características recurrentes es que los personajes de las clases bajas hablaban valenciano, mientras que los forasteros, los miembros de laburguesía o todo aquel que tenía una voluntad de no ser clasificado o de aparentar más riqueza y educación, hablaban un castellanoplagado de valencianismos y de incorrecciones. Generalmente la crítica que se realiza de esta presunción es meramente moral, nosociolingüística.
En la Argentina, el sainete combinado con las formas del circo, dio como resultado una modalidad original conocida como “sainete criollo”. El sainete criollo se caracterizó por reflejar las costumbres de la vida en los conventillos, agregando a los elementos humorísticos un conflicto sentimental y una trágica. Esta forma teatral se afianzó durante la década de 1920. En esta época se destacaron, además de Carlos Pacheco y Alberto Vacarezza, autores como Florencio Sánchez, Gregorio de Laferrere y Roberto Payró.

Loa
La loa es un subgénero dramatico o teatral cultivado en el Siglo de Oro español.
Se trata de una composición breve en verso (de arte mayor: quintillasal final, [[RomXVII) que se escenificaba antes que el primer acto ojornada de una comedia. Al principio era un monólogo; luego se transformó en una conversación con una máxima acción dramática. Se precedía de unos tonos musicales, cantados a veces, con guitarras, vihuela y arpa, que se reiteraban tras su fin.
Servía de preámbulo a la pieza teatral para predisponer positivamente al público (mediante el tópico literario de la captatio benevolentiae) elogiando el lugar y a sus vecinos y al santo del día; encarecía el mérito de los actores o de la compañía, presentaba su repertorio, pedía indulgencia ante los posibles errores, y resumía o explicaba brevemente el contenido de la pieza sin anticipar su conclusión. Muchas veces, si la compañía venía de otro lugar, solía encomendarse a algún poeta local. Solía tener la función práctica de aplacar el natural bullicio de la gente congregada para asistir a la representación teatral. La solía recitar el autor o empresario de la compañía.

lunes, 29 de octubre de 2012

Su misma... vida.


Comenzaba a soñar hace algunos días después de la fiesta de Arturin, mi mejor amigo, también aparte de soñar  comenzaba a tener ataques medios locos: tic por todo el cuerpo, contracciones de músculos, arraches de risa que eran demasiado hartantes y cansaban a mi cuerpo y lo agotaban demasiado y uno que otro ataque raro que me sería difícil explicarlo o describirlo.

Cada día trataba de relajarme y evitar todo tipo de ataque que pasaba por mi cuerpo y me preguntaba por qué me sucedían si después de todo no la pase tan mal o al menos eso yo recuerdo.
Vagamente cuando trato de acordarme de ciertos lapsos que me cuentan mis amigos y algunas amigas que acudieron al festejo de Arturin, como Gaby que me decía:
-¿Te acuerdas cuando bailabas locamente y te reías y que, después te tirabas y hacías como si estuvieses convulsionándote?- comentaba y se reía de nada más acordarse.

Sinceramente pasaba por mí tratándome de acordar, pero simplemente no concordaba con lo que yo recordaba y sólo cuando me decían eso y no recordaba como me lo remarcaba Gaby, les decía que sí, con una voz insegura acompañada de una sonrisa que no me costaba encontrar.

Pasaban los meses después de esa fiesta y mis ataques seguían, me perseguían como los ladrones o los leones persiguen a sus presas. No quería ir al doctor o al psicólogo pues no sentía que los ataques fueran tan fuertes o tan raros como para atenderme de cierta manera, porque aparte de los ataques que te conté, también me perseguían alucinaciones por la tarde mientras hacía mis labores, escuela, un poco de trabajo y salidas con mi novia. Y por la noche mientras dormía, no sentía que era un sueño sino que a veces despertaba y me encontraba en otro lugar que no fuese mi recamara.
Había veces que esas alucinaciones me hacían creer que vivía ahí, que pertenecían a la realidad y después de tal, sentía como mi cuerpo me daba un respiro profundo y frío que hasta me enchinaba la piel increíblemente fuerte.

Cuando iba con mi novia Lucy tenía algunas alucinaciones y uno que otro ataque, pero siento que más lo segundo que lo primero. No llevábamos mucho tiempo juntos, la conocí un poco antes de la fiesta, en un restaurante que está por la casa y que desde pequeño me ha gustado ir, más por sus deliciosos hot-cakes con miel y un trozo de mantequilla en un estado medio, entre derretida y sólida.
Recuerdo su vestido de colores llamativos, líneas anaranjadas y azules y debajo un pantalón café con unas sandalias pata de gallo y entre los dedos una flor azul, combinaba perfectamente, sus anteojos enormes inductores hacía si mirada profunda y una boquita que endulzaba más que esos hot-cakes.
Me acerque mientras ella leía y tomaba café:

- Hola, buenos días...Me acerque lentamente pareciendo que estaba seguro de lo que le iba a preguntar.
- ¿Cuál es tu nombre, disculpa?- Le pregunté mientras mi cara se ruborizaba poco a poco y sonreía con una pena indiscreta.
- ¡Ah! Hola, me llamo Lucia, pero descuida me dicen y yo prefiero Lucy...
Me lo dijo con una sencillez y una seguridad que era inapelable, algo que tiene ella es que siempre que habla con cualesquiera sonríe de una manera simpática y amable.

Recuerdo la platica como si hubiese sido ayer. Hablamos de literatura, de lo que hicimos ayer principalmente y más aún de cómo es donde vivimos y de los vecinos molestos y cosas que básicamente son prácticas en una charla.
Después de ahí salimos más y cada vez nos llevábamos mejor, la invite a la fiesta de Arutin pues ya en ese entonces empezábamos una relación demasiado romántica y colorida.
Ella sabía que era un patán, tenía problemas con las drogas, desde el cigarrillo hasta con las cosas sintéticas y más dañinas que las demás. Lo sabía también y me sorprendía porque a pesar de eso me acepta y me tranquilizaba un poco, me decía:
- Flaco, no hagas eso, moderalo si quieres un poco porque tampoco lo vas a dejar de un día a otro. Pero flaco, intenta hacerlo-
Y ahora con mis ataques y alucinaciones estaba más tiempo conmigo.

Yo me quedaba en casa después de mis labores y la llamaba para que nos viéramos y fuera a casa; distrayéndome se me quitaban un poquito más mis ataques y los problemas que padecía aparte de eso, su compañía era en serio, muy confortable.
Llegue a pensar en mis trances que estaba solo, incluso ponía la música demasiado alta como si no hubiera nadie en casa. Lucy sólo me miraba y esperaba a que se me calmara un poco, mientras controlaba la música y le bajaba progresivamente hasta llegar a un nivel de volumen muy bajito, casi susurridos y ahí era cuando yo me sentaba y me daba cuenta de donde estaba y que hacía después de mi trance, cuando terminaba el alucine los músculos comenzaban a contraerse. Primero uno por uno pantorrillas, brazos, dengue  dedos, cara, etcétera. Y después comenzaban poco a poco de dos en dos, o ya después varios, que estaba chistoso porque parecía que estaban de a cuerdo en como moverse y tenían cierto ritmo. Al casi finalizar terminaba muy exhausto, sudando y con un sueño que era inevitable no cerrar los ojos y Lucy, ella sólo me recostaba en sus piernas y me acariciaba la cabeza y la espalda una mano en cada parte, esperaba a que durmiera y se iba a casa.

No sé como podía soportar eso, si ella no tenía la culpa de nada. Ni siquiera ingería bebidas alcohólicas y menos otra droga.
Era increíble como podía tener tanta empatía como para sostenerme y aguantarme de tal manera en la que ni siquiera le entraba coraje por como estaba, por como me había puesto después de esa fiesta y por como me vio en aquélla fiesta.

Me di cuenta de cuanto me quería y cuanto lo hacía yo, la verdad es que con el poco tiempo nos dimos poca espera para hacer cosas que hacen las parejas que llevan mucho más tiempo.
Pero aquí no, los dos nos entendíamos perfectamente, o casi creo yo.

Cuando despertaba, casi siempre, me dolía el cuerpo y tenía alucinaciones y era peor que cuando enfermas y tienes cuerpo cortado e ingieres una droga como el LSD. Me dolía tanto que no podía levantarme de cama, aun ni mis ojos podía abrir, me sentía tan fatal que, claro, después de la fiesta de Arturin me obligué a alejarme de toda porquería que me causara daño como éste.

Antes de seguir, voy a contarte un alucine muy extrovertido y el primero incluso cruzó todos mis límites de imaginación aun físicos.

Era una tarde llena de  sol y vegetación verde, estaba perfectamente bien climatizado. Yo salí con otro de mis amigos, de los principales carroñeros que me invitaron a la felicidad ficticia. Él era Pablo: flaco, de una tez de piel apiñonada y siempre-siempre cargaba un morralito café, sus tenis muy sports y una sudadera gris desgastada y con hoyos por todos lados. Parecía uno de esos jóvenes que viven en la calle, pero no, él estudiaba conmigo la secundaria  y a pesar que era el más grande de sus hermanos, trabajaba para ayudarle a su mamá y se mantenía los vicios. Siempre me decía:
-¡Güero! Antes de insinuarte que lo que yo hago está bien, quiero que estés enterado de que si lo haces, debes asumir las consecuencias tal y como vengan y con quien sea. Además que el daño es prolongado y tal vez cuando tenga mayor edad… o mejor dicho: A lo mejor no llegue a rebasar los cincuenta…

Notaba una seriedad en él y un cariño por parte de él hacia mí, que no podía responderle cuando me decía eso y menos darle una respuesta negativa, pues yo sabía perfectamente que las drogas nunca dejan nada bueno.
 Ese día que era perfecto Pablo me invitó a un jardín cerca de la escuela. Se terminaron las clases y nos fuimos, me dijo que debía comprar unas cosas antes de ir, y en efecto, llegamos a una vecindad que decía era donde vivía uno de sus mejores amigos y desconozco el nombre. Me quede afuera de esa vecindad y esperé varios minutos en cuanto salio nos fuimos al parque:

- No voltees, debemos irnos rápido y actuar natural… Bueno, yo. Tú sólo no voltees sígueme- Me lo decía con una sonrisa nerviosa en la cara, mientras secretaba sudor de su frente.
- No tienes de que preocuparte- Le decía –Después de todo no dejaría que te hicieran algo. Sólo no te dejaría solo…
Legamos al parque y nos sentamos tranquilos: el parque solitario y con ruidillos de pájaros cantores y un viento tan fresco que las hojas de los árboles coordinaban con un sonido muy particular.
Cuando vi, Pablo sacó una hoja, como si fuese un Post it sólo que era más sólido y no tenía movimiento como el de una hoja normal. Me le quedé viendo y me dijo:

- ¿Qué? Nunca habías visto esto o me ves con cara de no quiero hacerlo?- mientras echaba una sonrisa burlona. –No te preocupes, si no quieres no te voy a obligar…-
 Yo reía y sólo movía la cabeza  discretamente siguiendo su juego.
- No, sólo que es algo que no conozco y la verdad, me siento inseguro.
- ¡Aah! Ahora entiendo, pero mira si quieres yo te cuido, así no tendrás de que preocuparte. Además yo se bien que pasa con estas drogas…

Lo miraba con una seguridad, y a pesar de eso me daba tanta confianza y curiosidad a la vez que decidí hacerlo sin ningún temor confuso o miedoso.
Probé un cuadrito que me regaló y me dijo que lo metiera a la boca y que no me lo pasara, que dejara se disolviera y entonces reposar hasta que viera algo extraño o diferente en el ambiente o en mi mismo. Pasó y comenzamos a platicar como si no pasara nada, nos compramos un agua y fue entonces que sin tener el tiempo contado comencé a sentirme extraño, veía las cosas con una nitidez increíble y única, no podía creer lo que era capaz de hacer un cuadrito que mide menos de un centímetro.
Observaba el césped y salían personitas de cada ramita de césped, miraba a mi camarada y tenía más de cinco ojos en toda su cara, me miraba las manos y veía como se derretían y después tenía una necesidad increíble de gritar porque todos los sonidos eran específicos, el oído derecho escuchaba sólo lo del lado derecho y viceversa. Me paré a correr y al mismo tiempo gritaba, sentía mucho calor y me quedé en puros pantalones.
Me daba igual lo que la gente pensaría en ese momento de mí, pero la verdad me la estaba pasando muy bien.
Cargaba a mi camarada…

- ¡No, güerejo detente! No te das cuenta de que estoy igual o peor que tú? ¡Ayúdenme por favor!- Gritaba junto con una carcajada de la adrenalina y diversión que teníamos.

Yo no tenía otra cara que no fuese una sonrisa y sudor en todo el cuerpo, no pensaba en nada, era extraño porque nadie cree que el ser humano puede dejar de pensar un momento, como yo lo hice en ese momento.
Observaba todas las cosas que me rodeaban con un detenimiento esplendido, capaz que si estuviese sobrio me desesperaría tanto y no disfrutaría o vería las cosas con ese detenimiento que logré.
Lo colores, los rostros de las personas, los animales, las calles, las luces, todo sin excepción era demasiado agradable, no tenía un por qué para nada, ni algún cuestionamiento extraño como cuando estás sobrio.
Mientras corría y mi adrenalina era inconmensurable, cargaba rocones que pesarían más de seiscientos kilogramos, no sentía en lo absoluto algún dolor o algo por el estilo. Mi cuerpo no quería descansar, me sentía como el niño de los Picapiedra (Bam bam) no me reconocía ni en lo más absoluto. Me hubiera querido ver en un espejo en ese momento pero creo que no hizo falta, la pasé tan bien que no me preocupaba la hora ni lo que fuera a pasar después de unas horas.

Nos dio cierta hora, el sol estaba muy anaranjado y escondido entre unas montañas negras-negras con las nubes encima de él exactamente con un color más predominante que el del sol, con tonos morados y azules.
Se quito el efecto de la droga y comenzamos a dejar de reír pero eso sí, a quejarnos de dolores que ni teníamos idea del por qué nos dolía, pero sí del dolor de la mandíbula.

- Güero, ¿Podrías creerme si te digo que tú tenías una cara como de cera y tus brazos eran de palo?-
Me lo decía con una cara de sorpresa inesperada.
- ¿Y tú me creerías si  te digo que tenías más de cinco ojos  y no tenías piernas?- Le comentaba con una carcajada.
- Nos la pasamos bien güero, me da gusto que lo hicieras y no porque fuese bueno esto, pero sé que no te arrepientes y no lo harás nunca…- Me lo decía con una lealtad de esos amigos que jamás te encuentras después de muchísimos años en la vida.

Y por fin , después de probar una dosis que sólo es para pasarla bien, comencé poco a poco probar lo que me dieran, ya sea sintético o natural. Me importaba en lo más mínimo que me pasaría, lo que quería era sólo disfrutar una fiesta o experimentar, como lo que me paso en aquella fiesta.

Comencé con una dosis pequeña de LSD no esperaba minutos, ahora si los contaba y como no tenía ni un síntoma comenzaba por más cosas, marihuana, anfetaminas, heroína fumada, cocaína, éxtasis, crack, entre otras. Mis dosis aumentaban poco a poco, la fiesta me alimentaba cada vez más el ánimo y cada vez más comía cosas para sentirme mejor.
Las alucinaciones eran confusas, no sabía que veía, la vista era borrosa y luego nítida, las cosas perdían volumen y luego veía otras cosas que, me imagino, mi mente las creaba sin ningún problema. No evitaba sentirme bien, al contrario quería y quería y quería más.
Casi más de media noche de esa fiesta comencé a tener mareos, dolores abdominales, dolores de cabeza, de piernas y brazos, sentía el reflujo como recorría desde mi estomago hasta mi garganta a punto de salir de la garganta y llegando a mis molares. Tenía unos malestares con los que no podía, no aguantaba para nada estar en esa situación, no era divertido, no sentía adrenalina pero eso sí, sudaba un frío temeroso, lleno de malestar, confusión y dudas revueltas con el pensamiento sin coordinación.
Lucy me seguía…

- ¡Flaco! ¿Estás bien? Contéstame….-Lo repetía una docena de veces con una preocupación. Parecía que yo era algún familiar de hace mucho tiempo o un único amigo por el cual se preocupaba demasiado.

Yo sólo caminaba sin contestar y tropezando con cual objeto se me atravesara, agarrando cada muro por el que pasaba y perdiendo conocimiento de las personas que me rodeaban ese día.
Desperté con dolor de estomago, con la boca seca, dolor de cabeza, brazos, piernas y un ardor en el pecho insoportable. Me levanté y note la casa un desastre, el peor chiquero que pude ver en toda mi vida, gente derrumbada por doquier, vómitos por todos lados, y yo de igual manera sostenía un aroma peor que el de las eses humanas impregnado de otro olores aún peores y que creo yo inexistentes para reconocer.
Busqué a Lucy acompañado de  unas cuantas alucinaciones y contracciones musculares, por la cocina, la sala, el patio de la casa, el zaguán y cuando subí las escaleras para llegar al primer piso, noté que estaba junto a la novia de Arturin derrumbada, parecía que jamás había dormido: su boca tirando escasa saliva, los brazos medio extendidos y las piernas tremendamente estiradas, el cabello suelto y sus anteojos en al buró de la chica. Le acaricie suavemente el cabello sentándome junto a ella y mirándola fijamente hasta que me sintió y me miro con una cara preocupada:

- ¿Estás bien?- me preguntó.-Estuve al tanto de ti, pero no me hacías caso. Por más que gritaba e  intentaba hablarte, no me hacías caso…
- Si… Disculpa, perdí el control de todo. La verdad no sabía que estaba haciendo y no recuerdo nada de lo que paso ayer- Le argumente con arrepentimiento.- ¡En serio necesito me disculpes!...
- No, no debes disculparte por nada. Comprendo que estabas en una fiesta y sólo querías divertirte, pero también debes pensar en mí, suena egoísta pero… ¿Te imaginas si me hubiera pasado algo?- Sentía en ella un desequilibrio tremendo por culpa mía.
- Ok, te entiendo y acepto lo que me comentas. La regué y no quisiera que tú te alejases de mí…- parte de todos los malos síntomas que tenía había sólo uno que los desaparecía, y era el de pensar en qué pasaría si ella no estuviera conmigo después de todo lo que he hecho con ella y junto con ella.
- Pero en serio. Te pido me perdones…- Le imploraba.
- Descuida flaco, sé que aprendiste de esto. Te quiero mucho- Me lo decía con tanto amor y seguridad que me hacía cada vez más un buen hombre, entre otras cosas.

Pasaron meses en donde ya no ingería drogas, ni las fumaba. Llegué a ir a centros de rehabilitación por fin, y a tratarme todos los ataques que tenía antes de esos meses. Recapacité y mi novia me apoyo en todo lo que necesitaba, nunca me soltó. Me alejé de los amigos que me invitaban a ratos para ponerme como antes y para probar lo nuevo que había salido.

Estuve a punto de casarme con Lucy, al termino de mis estudios universitarios comencé a trabajar como escritor en una revista famosa; relataba en ciertas notas la vida que había tenido, en otras las consecuencias de las drogas y como te acaban prolongadamente.
Cuando tenía todo resuelto, llegué a casa de Lucy y ya hacía unas semanas la notaba extraña conmigo y con la relación, no sé que pasaba pero pensaba que era normal después de tanto tiempo estar juntos.
Varios amigos del trabajo me decían que era normal, que ellos ya habían pasado por esa situación y no debía preocuparme.
Ese día llegue un poco tarde a su casa, salí tarde del trabajo y un poco exhausto y como tenía la mirada cansada, borrosamente mire dudosamente que estaba alguien afuera de la casa, exactamente en donde solía poner el auto, y supuse que era su madre o algún vecino charlando con ella. Apagué el choche mucho antes, quería caminar y prender un cigarrillo. Prendí el cigarrillo y poco a poco me daba cuenta de que era ella con un tipo que hasta yo reconocía que era más atractivo que yo y que todos los que había conocido. Cuando estaba a unos metros ella se acerco a él, le dio un beso en la boca y lo abrazo como si lo hubiese extrañado tanto, porque el abrazo derrochaba amor, se notaba en cuanto miré como lo hacían los dos. El sólo sonreía y le decía que la quería- lo sé, porque el tipo lo gritaba. Ya sabes de esos jueguitos que se crea uno cuando está enamorado- Cuando pasó eso, me dí la vuelta, aventé el cigarrillo y me llene de un odio y un coraje que el ser humano es incapaz de crear, pienso.
Dejé de buscarla, de llamarla y de tener todo lo que tenía de ella como para arrepentirme y hablar con ella. Pero lo hice. Recibía llamadas de ella, mensajes y demás cosas que no quiero mencionar porque aún me duele, pero jamás respondí, decidí seguir y reencontrarme con viejos amigos, pasarla bien y sólo así olvidar todo y encontrar a otra persona.

Caí en lo mismo y no me arrepiento, trabajo como mi gran amigo Pablo y me mantengo como el lo hacía en aquel tiempo, vivo solo y no tengo tanto problema. Vivo con tres personajes divertidísimos uno es Bruno, Carmelo y Luno. Son muy extraños y casi siempre me susurran al oído, me dicen lo que debo hacer y a veces salgo a distraerme con ellos: bares, antros, barrios, etcétera. Estoy tranquilo, cuando sufro por no tener la suficiente dosis me entretengo picándome con  el lápiz mi piel, desde la cabeza hasta el artejo grande del pie. Mis personajes siempre andan dentro de mi oído o en mi morral, nunca me dejan, me divierten y dicen chistes que les desagradan a las personas que se acercan a mí, me comentan que nunca los escuchan pero siempre-siempre me ven riendo. 

Y mis ataques volvieron a la normalidad.





lunes, 22 de octubre de 2012

NOVELA

La novela, una obra literaria en prosa en la que se narra una acción fingida en todo o en parte y cuyo fin es causar placer estético a los lectores con la descripción o pintura de sucesos o lances interesantes, así como de caracteres, pasiones y costumbres. La vigesimotercera edición del Diccionario de la lengua española de la RAE la define de manera más general como una "obra literaria narrativa de cierta extensión" y como un "género literario narrativo que, con precedente en la Antigüedad grecolatina, se desarrolla a partir de la Edad Moderna".

Las primeras novelas se producen entre los siglo II a. C. y siglo III en Grecia y Roma, y se han clasificado en cuatro tipos básicos: novelas de viaje, novelas románticas, novelas satíricas y novela bizantina.

Como Pierre Daniel Huet señaló en 1670, la tradición de obras épicas tiene su precedente en Virgilio y Homero. Se solía usar el verso, adecuado a una tradición de representaciones orales. Hoy, esta tradición se remonta más atrás, a la época sumeria (Epopeya de Gilgamesh), y a la mitología hindú (Ramayana y Mahábharata).

Es más difícil asegurar la influencia de los cuentacuentos medievales en el desarrollo de la novela.
Había una tercera tradición de ficción en prosa, tanto en su modalidad satírica (con el Satiricón de Petronio, las increíbles historia de Luciano de Samosata, y la obra protopicaresca de Lucio Apuleyo El Asno de Oro) y una veta heroica (con los romances de Heliodoro, Longo y otros). El antiguo romance griego fue revitalizado por los novelistas bizantinos del siglo XII.
Todas estas tradiciones fueron redescubiertas en los siglos XVII y XVIII.

Origen.

No es fácil indicar qué géneros acabaron desembocando en la "novela". Los primeros ejemplos están categorizados hoy como "novella": Genji Monogatari del siglo XI, seguido por las obras de Boccaccio, Geoffrey Chaucer, Maquiavelo, incluso Miguel de Cervantes.
Una primera novela podía ser básicamente cualquier historia que se contaba por sus elementos espectaculares o reveladores. Se incluían en una conversación (entendida como entretenimiento), con una mínima ambientación. Podían ser sermones extendidos. Las colecciones de ejemplos facilitaban la labor de los predicadores, que mediante una fábula o una breve reflexión histórica ilustraban una conclusión moral. Según las colecciones medievales, eran determinantes los gustos y la clase social. Los trabajadores preferían historias tremendas, con engaños ingeniosos, de los que hacían víctimas a las clases sociales que odiaban o a otros competidores de los narradores de historias. Parte de este género original persiste en los pequeños chistes que se añaden para poner un toque humorístico en la conversación.

Siglo XIV: Boccaccio y Chaucer

Se solía recurrir a una historia dentro de la historia. Se describen situaciones en las que se supone que se relatan toda una serie de historias, de diversos gustos y géneros. Los ejemplos clásicos son El Decamerón de Boccacio y Los cuentos de Canterbury de Chaucer; en el primero son un grupo de florentinos que huyen de la peste y se entretienen narrando historias de todo tipo; en el segundo, son unos peregrinos que van a Canterbury a visitar la tumba de Tomás Becket y cada peregrino escoge cuentos que se relacionan con su estado o su carácter. Así los nobles cuentan historias más "románticas", mientras que los de clase inferior prefieren historias de la vida cotidiana. El género no tenía entonces un término propio que lo individualizara. "Novela" podía simplemente indicar la novedad de los eventos que se contaban. La inclusión de distintos tipos de historias, todas en un mismo marco, sin embargo, evidenciaba la consciencia del hecho de que los géneros se estaban desarrollando en este campo.
Mediante este recurso se justificaban los autores verdaderos, como Chaucer y Boccaccio. Los romances usaban un lenguaje sublime, justificándose a sí mismos en la medida que cultivaban un estilo "superior". Pero si cambiaba el gusto en las enseñanzas morales y la poesía, los romances rápidamente pasaban de moda. Estas historias de trampas y travesuras, de amores ilícitos e inteligentes intrigas en las que se reía de profesiones respetables o de los habitantes de otra ciudad, no tenían esa justificación moral ni poética. Así que llevaron la justificación al exterior. El narrador ofrecería unas pocas palabras explicando por qué creía que la historia merecía la pena. De nuevo, Los cuentos de Canterbury ofrecen los mejores ejemplos: el verdadero autor podía contar historias sin más justificación que el que esa historia ofrecía un buen retrato de quien la contaba y de sus gustos.
El romance se había hecho tedioso, después de reiterar tramas sin introducir otras nuevas. Las colecciones de cuentos o novelas los criticaron: un personaje del grupo de narradores empezaría a contar un romance, e inmediatamente se vería interrumpido por los otros narradores que escuchaban la historia, para que se callase, o hablase de forma comprensible, o que rápidamente fuera al meollo del asunto. El resultado fue el auge del relato corto. Los pasos de este desarrollo pueden seguirse con el aprecio que iba ganando el cuento y el valor de los romances en nuevas colecciones versificadas a finales del siglo XIV.

Siglo XV

No existe unanimidad en cuanto al momento inicial de la novela o cuál sea la primera novela. Parece indudable que debe situarse en el Renacimiento. Es entonces cuando, orientándose hacia Italia surge en España la novela sentimental, como última derivación de las convencionales teorías provenzales del amor cortés. La obra fundamental del género fue la Cárcel de amor (1492) de Diego de San Pedro.[1]
Un género intermedio entre el romance y la novela fueron los Libros de caballerías. En España, este tipo de prosa novelesca se difundió sobre todo en el siglo XV en idioma catalán o valenciano: Tirante el Blanco del valenciano Joanot Martorell (1490) o la novela anónima Curial e Güelfa. Alcanzó su máxima popularidad a partir de los últimos años del siglo XV, siendo la obra más representativa del género el Amadís de Gaula (1508). Solían editarse en varios volúmenes, dirigiéndose al público que se suscribiría a esta producción. Estas obras llevaban a sus lectores a mundos ilusorios, inculcándoles el ideal caballeresco de un pasado que nadie podía reinstaurar.

Siglo XVI

La difusión de la imprenta incrementó la comercialización de las novelas y los romances, aunque los libros impresos eran caros. La alfabetización fue más rápida en cuanto a la lectura que en cuanto a la escritura.
Las primeras colecciones de novelas no eran necesariamente proyectos prestigiosos. Surgió una enorme variedad de historias, desde las más jocosas hasta las de Boccaccio o Chaucer. Autores italianos como Maquiavelo, entre otros, dieron a la novela un nuevo formato. Seguía siendo una historia de intriga que acababa de forma sorprendente, pero estaba más trabajada en cuanto a la forma en que los protagonístas llevaban a cabo su intriga, cómo mantenían sus secretos y cómo reaccionaban si alguien les amenazaba con revelarlos.
Todo el siglo estuvo dominada por el subgénero de la novela pastoril, que situaba el asunto amoroso en un entorno bucólico. Puede considerarse iniciada con La Arcadia (1502), de Jacopo Sannazaro y se expandió a otros idiomas, como el portugués (Menina e Moça, 1554, de Bernardim Ribeiro) o el inglés (La Arcadia, 1580, de Sidney).
La reforma protestante incrementó los lectores de panfletos religiosos, periódicos y diarios. La población urbana aprendió a leer. Surgieron entonces los chapbooks, libros de bolsillo baratos que contenían tanto romances como historias cortas, relatos y fábulas. Solían embellecerse con grabados de madera, sirviendo a veces la misma imagen para varios libros. Los romances fueron reducidos a historias simples y abruptas, parecidas a los libros de comic modernos.
A mediados del siglo XVI, se produjo un cambio de ideas hacia un mayor realismo, superando en este punto las novelas pastoriles y caballerescas. Así se advierte en el Gargantúa y Pantagruel de François Rabelais y en la Vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades (1554), origen esta última de la novela picaresca.
La novela, como técnica y género literario está en el siglo XVII en la lengua española, siendo su mejor ejemplo Don Quijote de la Mancha (1605) de Miguel de Cervantes. Se considera como una de las primeras novelas modernas del mundo, innovaba respecto a los modelos clásicos de la literatura greco-romana como lo eran la epopeya o la crónica. Esta novela ya incorpora una estructura episódica según un propósito fijo premeditadamente unitario. Se inició como una sátira del Amadis, que había hecho que Don Quijote perdiera la cabeza. Los defensores del Amadís criticaron la sátira porque apenas podía enseñar algo: Don Quijote ni ofrecía un héroe al que emular ni satisfacía con bellos diálogos; todo lo que podía ofrecer es hacer burla de los ideales nobles. Don Quijote fue la primera obra auténticamente anti-romance de este periodo; gracias a su forma que desmitifica la tradición caballeresca y cortés, representa la primera obra literaria que se puede clasificar como novela.
El "romance nuevo", 1700-1800
A comienzos de del siglo XVIII la novela comenzó a zambullirse en el escándalo público y privado, por lo que había llegado el momento en el que una nueva reforma resultaba deseable. El viejo Amadis había trasportado a sus lectores a mundos idealizados, y las nuevas novelas, carecientes de diálogos nobles o actos de increíble heroísmo habían hecho mucho por refinar los gustos de la gente. Sin embargo, el crear historias de amor en las que unos críos engañan a sus padres había levantado nuevos riesgos, al convertir el cotilleo público y privado en materia publicable.
Entre las voces que reclamaban un regreso a los anticuados romances se encontraba Jane Barker, cuyo "romance nuevo" Exilius (1715) se convirtió en el boceto de una nueva tradición. Según Jane Barker, el romance se venía desarrollando desde Geoffrey Chaucer hasta François Fénelon, el último de los cuales era un autor que se había hecho famoso en ese tiempo con su romance Telémaco (1699/1700).
Los editores ingleses de Fénelon habían evitado el término "romance", prefiriendo publicarlo como "nueva épica en prosa" (de ahí los prefacios). Jane Barker, por el contrario insistió en publicar Exilius como un "Romance nuevo [...] siguiendo la forma de Telémacho", y no consiguió ganarse al mercado. En 1719 su editor, Edmund Curll, eliminó finalmente las viejas páginas del título ofreciendo Exilius como una colección de novelas.
El gran éxito de la siguiente década, Robinson Crusoe de Daniel Defoe, apareció ese mismo año, y el editor, William Taylor, evitó esas trampas con una cubierta en la que afirmaba que no se trataba de una novela ni de un romance, sino de una historia, sin embargo el diseño de página recordaba demasiado al "romance nuevo" con el que Fénelon se había hecho famoso.
Tal y como el término se entendía en la época, Robinson Crusoe es cualquier cosa menos una novela. No era una historia corta, ni se centraba en la intriga, ni se contaba en beneficio de un final bien cortado. Tampoco es Crusoe el antihéroe de un romance satírico, a pesar de hablar en primera persona del singular y haber tropezado con toda clase de miserias. Crusoe no invita realmente a la risa (aunque los lectores con gusto sabrán, por supuesto, entender como humor sus proclamas acerca de ser un hombre real) No es el autor real sino el fingido el que es serio, su vida le ha arrastrado contra su voluntad a las más románticas aventuras: ha caído en las garras de los piratas y sobrevivido durante años en una isla desierta. Lo que es más, lo ha sobrevivido con un heroísmo ejemplar, siendo un mero marinero de York. Si los lectores leyeron su obra como un romance no podría culparles, tan lleno está el texto de pura imaginación. Defoe y su editor sabían que todo lo que se decía resultaba totalmente increíble, y sin embargo clamaban que era cierto (o, que si no lo era, seguía mereciendo la pena leerlo como una buena alegoría). Este complicado juego es el que sitúa este trabajo en la cuarta columna en el diagrama de arriba.

Cuento corto.


El cuento es una narración breve de carácter ficcional protagonizada por un grupo reducido de personajes y con un argumento sencillo. No obstante, la frontera entre cuento largo y una novela corta no es fácil de trazar. El cuento es transmitido en origen por vía oral (escucha, lectura); con la modernización, se han creado nuevas formas, como los audiolibros, de manera que hoy en día pueden conocerlos, como antaño, personas que no sepan leer o que ya no puedan por pérdida de visión.
Partes del cuento
El cuento se compone de tres partes:

· Introducción, inicio o planteamiento: La parte inicial de la historia, donde se presentan todos los personajes y sus propósitos. Pero fundamentalmente, donde se presenta la normalidad de la historia. Lo que se presenta en la introducción es lo que se quiebra o altera en el nudo. La introducción sienta las bases para que el nudo tenga sentido.

 · Desarrollo o nudo:Es la parte donde se presenta el conflicto o el problema de la historia, toma forma y suceden los hechos más importantes. El nudo surge a partir de un quiebre o alteración de lo planteado en la introducción.

 · Desenlace o final: Parte donde se suele dar el clímax, la solución al problema y finaliza la narración. Incluso en los textos con final abierto, hay un desenlace.

El cuento presenta varias características que lo diferencian de otros géneros narrativos:
-Ficción: aunque puede inspirarse en hechos reales, un cuento debe, para funcionar como tal, recortarse de la realidad.
-Argumental: el cuento tiene una estructura de hechos entrelazados (acción – consecuencias) en un formato de: introducción – nudo – desenlace
-Única línea argumental: a diferencia de lo que sucede en la novela, en el cuento todos los hechos se encadenan en una sola sucesión de hechos.
-Estructura centrípeta: todos los elementos que se mencionan en la narración del cuento están relacionados y funcionan como indicios del argumento.
-Personaje principal: aunque puede haber otros personajes, la historia habla de uno en particular, a quien le ocurren los hechos.
-Unidad de efecto: comparte esta característica con la poesía. Está escrito para ser leído de principio a fin. Si uno corta la lectura, es muy probable que se pierda el efecto narrativo. La estructura de la novela permite, en cambio, leerla por partes.
-Prosa: el formato de los cuentos modernos (a partir de la aparición de la escritura) suele ser la prosa.
-Brevedad: por y para cumplir con estas características, el cuento es breve.

lunes, 15 de octubre de 2012

El osito Puly


Había una vez un niño verdaderamente bueno y estudioso llamado Fulvio.
Tenía un hogar muy humilde y a veces sus padres no podían comprarle los libros y útiles necesarios para el estudio. Sin embargo, con dedicación y empeño el niño conseguía en la escuela las mejores calificaciones.
Un día, los padres de Fulvio resolvieron premiar la buena conducta de su hijo, y utilizando algunos ahorros que habían juntado con sacrificio, Le compraron un obsequio.
Estaban muy contentos con su hijo, sobre todo porque este nunca decía mentiras, esa costumbre tan fea que tienen algunos chicos.
Le trajeron entonces un hermoso osito de paño color rojo, el mismo que Fulvio siempre se paraba a mirar en la vidriera de la juguetería, al salir de la escuela.
- Toma –le dijeron los padres-.sabíamos que te gustaba tanto y te lo compramos para vos.
Fulvio lo recibió emocionado. Le puso de nombre Osito Puly.
Esta de más decir que Osito Puly se convirtió desde entonces en el compañero inseparable del niño. Siempre estaba en sus juegos.
Precisamente una tarde, mientras se encontraba jugando a solas, Fulvio escucho de pronto que el osito lo llamaba por su nombre.
El niño se sorprendió muchísimo al escuchar que Puly le hablaba.
No podía salir de su asombro. Le parecía que estaba soñando, y por ello tardo un largo rato en responder.
- Pero… -dijo al fin maravillado al osito-… ¡nunca me hubiera supuesto que pudieras hablar y llamarme por mi nombre, como lo acabas de hacer! Tú eres un juguete y yo creía que los juguetes no hablaban.
- Te equivocas –le respondió Puly-. Nosotros los juguetes podemos hablar cuando nuestro dueño es un niño bueno y honrado como tú, que nunca le haces daño a nadie, que siempre respetas a tus mayores y jamás dices mentiras.
Cuando volvieron sus padres Fulvio decidió contarles lo sucedido esa tarde.
- El osito Puly habla –les dijo -. Me llama por mi nombre porque ya me conoce y nos hemos hecho muy buenos amigos.
Los padres de Fulvio creyeron que lo contado por el niño era producto de alguna travesura o de su propia fantasía.
- ya sabes muy bien –le recordaron- que no nos gusta que imagines cosas y luego pienses que son ciertas.
Viendo que sus padres estaban algo disgustados, Fulvio trato de salir del paso de la forma más fácil y cómoda. También con ello quería evitar posibles dificultades.
- Está bien –dijo entonces- Osito Puly no habla.
Desde ese día el Osito Puly nunca más hablo.


Libro: Cuentos de Ayer y Siempre (“Moderna Adaptación Pedagogica”)
Adaptadora: Licenciada Susana Storani, Socióloga.
Dibujos: Rodolfo Ramos
Edita: Ediciones Rio de la Plata S.A. (Arregui 3925, Bs As, Argentina)
El osito Puly, por Rosana Schillaci.

Este cuento pertenece a la rama baja de la literatura infantil definible como “poco conocida”.
En la historia tenemos una familia muy pobre (al grado de tener que ahorrar dinero arduamente para comprar un osito de paño)
Ese día Fulvio estaba solo, y si analizamos bien. Veremos que era usual que el chico estuviera solo, al ser tan pobres era obvio que los dos padres trabajaban.
Tampoco se nombran amigos del colegio, tengamos en cuenta que era muy pobre, y muy estudioso (les suena la palabra “nerd” o “traga”?) realmente uno dudaría que tenía amigos… sobre todo después de leer a sus padres decir: “no nos gusta que imagines cosas y luego te creas que son reales”
No era la primera vez que el chico, en su soledad, conjuraba un amigo imaginario para no estar tan solo. Esta vez fue su osito especial.
Sus padres desconociendo que significaba el Osito Puly para el chico, lo obligaron a destruir a su amiguito.

Cueto de terror.



Un relato de: Reynaldo Silva.

Mi tío Francisco era un tipo de esos rudos que no creían en fantasmas ni nada que se le parezca; no lo culpo. Él, a sus 60 años había sido educado en una época en que si los padres de un crío le escuchaban hablar de aparecidos y cosas de esas, consideraban que mentía, y la mejor forma de quitarle la costumbre de decir mentiras eran unos buenos azotes. Por eso me fue muy interesante cuando, una noche en una reunión familiar, me contó una experiencia que le había ocurrido cuando niño.

"Quiero que sepas que te cuento esto sólo a ti" -me dijo-, "no quiero que nadie en la familia piense que estoy loco". Tras hacerle entender que su secreto estaría bien guardado conmigo, el tío Francisco se acomodó en su sofá y se sirvió otro vaso de cerveza para acompañar su relato. Estábamos en una sala de su casa; era un día de fiesta: el cumpleaños de su hermana, mi tía Claudina. En realidad no eran tíos míos; eran parientes sí, pero el vínculo familiar era tan lejano que, cuando me explicaban el árbol genealógico de la familia, desistía de entenderlo. Para mí y para mi familia, eran nuestros parientes y ya.

Su inmensa casa, de construcción muy antigua, contaba con varios salones, por lo que no era difícil alejarnos del jolgorio como en esa ocasión en que estábamos ambos solos, en un salón apartado, en total confidencia. "Tú sabes que en este pueblo siempre se cuentas historias de duendes y aparecidos" -prosiguió su relato-, "a mí siempre me han parecido cosas de vagos, de gente que no tiene otra cosa que hacer que inventar tonterías. Igual, de esta casa, cuentan siempre la historia de los hijos de la empleada que desaparecieron sin dejar rastro....". Sí había escuchado esa historia, que decían pasó en la época del bisabuelo del tío Francisco.

"....Pero una vez, cuando era niño, me pasó algo que hasta ahora no puedo entender: te lo cuento para que tú me digas qué fué...". Veía en los ojos de aquél hombre la necesidad de saber la verdad de un capítulo oculto de su vida. Mintiendo descaradamente, le dije que yo desentrañaría lo que le aflijía. "Yo tenía 12 años"- recomenzó a relatar su experiencia-, "había una fiesta así como ahora; era el cumpleaños de la abuela Petronila. En esos tiempos, los cumpleaños duraban tres días, venía todo el pueblo, había mucha comida y bebida. Los hombres se sentaban en los salones, y las mujeres cocinaban para todos los visitantes. Los niños no podíamos estar ni en los salones ni en la cocina; debíamos jugar en el patio".

"Para esa fecha, mis padres me vistieron con un traje nuevo, de camisa blanca, chalequín azul, pantalones arriba de las rodillas, medias altas y los zapatos del domingo: yo estaba furioso por eso. Yo vivía feliz correteando sin zapatos por el campo, subiendo árboles, cogiendo higos de los huertos, robando huevos de pato en el sembrío del vecino,...."- decía mientras reía recodándose como un pequeño mataperros-, "....ese traje era como un castigo para mí; para contentarme, mis padres me compraron también una enorme pelota roja. Estando ya en el patio, con los demás niños, y todos se burlaban de mi aspecto".

"No aguanté mucho; me peleé con todos y me metí a la casa, buscando paz. Sin pedir permiso a nadie, me metí en el salón viejo. Estaba prohibido en mi casa que yo o mis hermanas jugásemos ahí: en ese salón estaban las pinturas de los parientes, el reloj de péndulo y el viejo fonógrafo. Me imagino que mis papás no querían que los rompiésemos. No había nadie en el salón, así que me puse a jugar, solo, con mi pelota. Me paré frente a la pared donde estaba el reloj y comencé a botar mi pelota contra ella. Tirana la bola al suelo, rebotaba, golpeaba la pared y la cogía con mis manos; así una y otra, y otra vez. "

"De pronto, el viejo reloj comenzó a repicar: eran las tres de la tarde. Años después escuché decir al cura del pueblo que las tres de la madrugada era la hora del diablo y de los duendes, pero en ese momento eran las tres de la tarde. Paré un rato, tomando mi pelota con ambas manos, mientras el reloj daba las tres campanadas. Una vez que el reloj dejó de sonar, lancé la pelota contra el suelo. El balón golpeó contra los ladrillos del piso y sonoramente, se elevó hacia la pared......¡Y LA ATRAVESÓ POR COMPLETO!, ¡NO TE MIENTO, POR DIOS: LA PELOTA DESAPARECIÓ, COMO SI HUBIESE ATRAVESADO UNA PUERTA ABIERTA, LA PARED ESTABA INTACTA Y LA PELOTA NO ESTABA!!!."

"Yo era un niño; estaba más maravillado que temeroso. Pude escuchar a través de la pared cómo el balón rebotaba contra el suelo, muuuy lejos, haciendo un grave eco. Me acerqué a la pared y tendí mi mano,....y pude ver casi sin creérmelo cómo mis dedos y luego toda mi mano desaparecían frente a mis ojos, a medida que atravesaban la pared. ¡Jamás en mi vida había visto yo algo así ni lo volví a ver!; yo sentía claramente que mi brazo estaba en un lugar frío; podía mover dentro los dedos. Cuando retiré mi mano de ahí, ésta estaba envuelta en una pequeña película grasosa y transparente,... como cuando te frotas aceite. Volví a meter mi mano un par de veces para constatar el prodigio. En ese momento, "algo" me dijo que debía dejar de hacerlo. Saqué de nuevo la mano de la pared y pensaba en cómo recuperar mi pelota cuando ví que la pared se arqueaba hacia afuera..."

"No me dió tiempo para reaccionar: ¡UNA MANO HORRIBLE, DE UÑAS COMO GARRAS, NEGRA, NEGRÍSIMA, SALIO DE LA PARED Y ME AGARRÓ FUÉRTEMENTE DE LA MUÑECA!, ¡ERA FRÍA Y VISCOSA, SE AFERRABA A MI PEQUEÑA MUÑECA COMO UNA SERPIENTE, COMO UNA BABOSA, ERA HORRIBLE!!....sólo sé que esa "cosa" no era humana..... Me quedé paralizado del miedo mientras esa "cosa" me arrastraba, en silencio hacia la pared. Estaba tan aterrado que no grité: sólo atiné a defenderme pataleando, jalando, berreando, golpeando con mi puñito, tratando de zafarme. Tenía una fuerza superior a la mía,.... muy superior a la de un hombre. No pude hacer nada mientras sentía cómo, inexorablemente, introducía todo mi cuerpo dentro de la pared, en medio de una oscuridad profunda, en la que no había ningún atisbo de luz...."

"No sé cuánto rato pasó, pero comencé a sentirme muy liviano. Era una sensación fría y opresora. Oía yo por todos lados risas inhumanas, llantos, gemidos, y gruñidos de criaturas que no pude identificar. Era muy oscuro. Más oscuro que lo que jamás haya visto. Si abría los ojos, era como si aún los tuviese cerrado. No flotaba en el aire, era como si más bien flotase en un líquido muy espeso y frío. Ya siendo mayor, una vez metí mi mano en un barril de petróleo: era una sensación muy similar. Pero no estaba solo: aparte de las voces que venían de ningún lado, y que me aterraban,...algo más había ahí conmigo,.... Era como si unas criaturas "nadasen" alrededor mío,.... Las sentía moverse a mi lado, rodearme, gruñir,....era horrible. En un instante, sentí algo redondo cerca de mi cara: le toqué y supe que era mi pelota. Al tratar de cogerla, una de esas "criaturas" se me abalanzó y me mordió: grité muy fuerte al sentir esos colmillos que se incrustaban en mi mano. Me recogí en mí mismo, sollozando. Me puse en posición fetal. Parecía que aquellas criaturas de ese horrendo lugar disfrutaban con mi dolor. Las escuchaba riendo gravemente".

"No sé cuánto tiempo estuve ahí: parecían siglos. Me empezó a llenar una infinita sensación de abandono, de dolor, que me oprimía el pecho. ¿Alguna vez has sentido miedo a la muerte?, pues yo sí y muchas veces,.... pero esa sensación era distinta, no sólo temía no volver nunca, no ver de nuevo a mi familia,... era una sensación a desaparecer, a estar solo siempre,....era terrible; es algo que no quiero volver a sentir jamás...." - en ese punto, el tío Francisco comenzó a sollozar. Gruesas lágrimas comenzaron a derramarse por sus arrugadas mejillas, juntándose en su enorme nariz. Trató de sobreponerse, de volver a tener entereza, pero no podía. Mientras aguardaba, pude ver un par de alargadas y triangulares cicatrices en el dorso de su mano derecha: siempre había pensado que eran producto de alguna pelea.

"Nunca supe qué pasó después..." -retomó de pronto su relato-, "abrí lentamente los ojos y estaba tirado en el suelo de la sala, junto al reloj. Caminaba como borracho. Ya estaba oscuro, el reloj marcaba las 7 de la noche. Nadie se había percatado de mi ausencia. Cuando fui donde mis padres, me reprendieron: tenía esas marcas en una mano y llegaba sin mi pelota y como embadurnado de aceite de pies a cabeza. Mi traje era una lástima. Ni qué decir que me dieron una buena zurra: seguro que me estuve peleando con algún mocoso, pensaron. Mientras mi madre me limpiaba, recriminándome, me di cuenta de que sostenía un papel en la otra mano: era éste...."

Sacando un papel viejo de su cartera, el tío Francisco me dijo que lo guardaba consigo desde entonces: era un papel muy viejo y arrugado. Por un lado estaba impreso un programa de misas de la parroquia del pueblo,...y la fecha era 16 de Mayo de 1868. Definitivamente estaba impreso con tipos antiguos. Al reverso, un dibujo: un niño parecía haber dibujado una vaca y tres personajes con carbón: una mujer mayor y dos niños.

"Mis padres querían a toda costa que les diga quién me había golpeado y robado mi pelota, eso era lo que creían. Nunca me atreví a contarles nada. Mi papá me compró una bicicleta y la puso sobre un ropero en mi cuarto: me la daría si confesaba. Nunca dije nada y la bicicleta se quedó ahí muchos años. Esa es la historia; dime, ¿dónde estuve?".

Tuve que ser sincero y decirle que no podía responderle. Lo tomó con calma. "Cuando me dicen que cumplo años, me río por que pienso que me faltan cuatro horas de mi vida,... pienso que me faltan cuatro horas en todo" -me dijo. Le prometí que trataría de investigar-, "....no me da miedo ya morirme, a mi edad,...pero me da miedo pensar en que si muero,....tal vez vuelva a ese sitio...."

La noche ya avanzaba cuando terminó la fiesta y junto con mi familia, me apresuré a despedirme de la parentela. Una vez más, demostrándome a mí mismo que no puedo con mi genio, decidí salir de la casa de mi tío por el camino más largo: atravesando el salón antiguo. Estaba oscuro y en orden: nadie estuvo ahí durante la fiesta. Estaba limpio y ordenado, como siempre. Atravesando la penumbra, me paré frente a esa pared, al lado estaba el viejo reloj, que aún funcionaba. Miré un buen rato la pared, hasta que me dí cuenta que el reloj estaba marcando cinco minutos para las tres de la madrugada. No había bebido casi nada,...pero sentí como si el piso se inclinase hacia ese lado del salón. No me atreví a quedarme hasta esperara que fueran las tres.

Preguntas.

¿Cuál es la finalidad de cuento para provocar en el lector?
R= una única respuesta emocional.

Mnenciona algunas características de la novela:
R= presenta un mayor número de personajes, más desarrollados a través de distintas historias interrelacionadas, y evoca múltiples reacciones emocionales.

¿De dónde deriva la palabra "uenta" y cuál es su significado?
R= Etimológicamente, cuento deriva de la palabra latina computum, que significa cálculo, cómputo, enumeración, clasificación,. De cálculo y enumeración pasó a significar la enumeración de hechos, y, por extensión, "cuento" significa recuento de acciones o sucesos reales o ficticios.

En la edad media europea ¿Qué suceso tiene para el cuento?
R= la Edad Media europea trasvasa a la Moderna el género cuentístico como creación absoluta de una individualidad con su propio rango de estructura literaria, autónoma, tan válida por sí misma como el poema, la novela o el drama”

¿Cómo define Carlos Mastrángelo el cuento?
R= 1.- Un cuento es una seria breve y escrito de incidentes;
2.- de ciclo acabado y perfecto como un círculo;
3.- siendo muy esencial el argumento, el asunto o los incidentes en sí;
4.- trabados éstos en una única e ininterrumpida ilación;
5.- sin grandes intervalos de tiempo y espacio;
6.- rematados por un final imprevisto, adecuado y natural.

¿Qué es un cuento?
El cuento es una narración breve de carácter ficcional protagonizada por un grupo reducido de personajes y con un argumento sencillo. No obstante, la frontera entre cuento largo y novela corta no es fácil de trazar

 ¿Qué tipos de cuento existen?
Cuento policíaco
Ciencia ficción
Cuento fantástico
Cuento de hadas
Cuento de terror
Cuento de suspenso
Cuento de humor
Cuento histórico
Cuento romántico
Microrrelato

¿Qué estructuras tienen el cuento?
tienen un titulo, un inicio o plantamiento,desarollo y un descenlace o un final.

¿Cuáles son las prinsipals características del cuento?
El cuento presenta varias características que lo diferencian de otros géneros narrativos:
Ficción: aunque puede inspirarse en hechos reales, un cuento debe, para funcionar como tal, recortarse de la realidad.
Argumental: el cuento tiene una estructura de hechos entrelazados (acción – consecuencias) en un formato de: introducción – nudo – desenlace.
Única línea argumental: a diferencia de lo que sucede en la novela, en el cuento todos los acontecimientos se encadenan en una sola sucesión de hechos
¿Qué tipos de cuentos en genero existen aparte?
Cuento popular y cuento literario

lunes, 8 de octubre de 2012

Cuento, desarrollo y orígenes


Narración breve, oral o escrita, de un suceso imaginario. Aparecen en él un reducido número de personajes que participan en una sola acción con un sólo foco temático. Su finalidad es provocar en el lector una única respuesta emocional. La novela, por el contrario, presenta un mayor número de personajes, más desarrollados a través de distintas historias interrelacionadas, y evoca múltiples reacciones emocionales.

Etimológicamente, cuento deriva de la palabra latinacomputum, que significa cálculo, cómputo, enumeración, clasificación,. De cálculo y enumeración pasó a significar la enumeración de hechos, y, por extensión, "cuento" significa recuento de acciones o sucesos reales o ficticios.

Es más difícil decir con exactitud cuándo se originó el cuento, y ello se debe en gran parte a los equívocos que conlleva su mismo nombre. Cabría, por lo tanto, distinguir en el concepto cuento, dos aspectos distintos: el relato fantástico y la narración literaria de corta extensión, oponiéndose así a la idea de novela, estos dos aspectos no son excluyentes, a menudo se dan en la misma obra, y tienen como base común el hecho de tratarse de relatos breves, generalmente en prosa; pero suelen representar dos vertientes claramente diferenciadas del mismo genero literario.

No se sabe con exactitud cuándo comenzó a utilizarse la palabra "cuento" para señalar un determinado tipo de narrativa, ya que en los siglos XIV y XV se hablaba indistintamente de apólogo, ejemplo y cuento para indicar un mismo producto narrativo. Boccaccio utilizó las palabras fábula, parábola, historia y relato. Estos nombres han ido identificándose con una forma de narración claramente delineada.

Ramón Menéndez Pidal, en el estudio preliminar de su antología de cuentos de la literatura universal, dice: “Al terminar la Edad Media, la conciencia creadora del narrador se ha impuesto, y, de ser refundidor, adaptador o traductor, se convertiría en artista, en elaborador de ficciones. Así, a través de un lento pero firme proceso de transformación, la Edad Media europea trasvasa a la Moderna el género cuentístico como creación absoluta de una individualidad con su propio rango de estructura literaria, autónoma, tan válida por sí misma como el poema, la novela o el drama”.

Esta concepción del cuento como estructura literaria autónoma predomina hoy día, y esto significa que lo rige una organización y forma determinadas que lo dotan de un carácter peculiar, intrínseco e individual. No por ello, sin embargo, se habrán descartado las ambigüedades, porque en el siglo XIX, cuando el género nace a la vida hispanoamericana, y aun en el siglo XX, se le confunde con las tradiciones, los artículos de costumbres, las leyendas, las fábulas, y más tarde con la novela corta. Con el correr del tiempo, los géneros anteriores se van definiendo, y el cuento se separa definitivamente como signo literario, como mundo poético, como fragmento de realidad con límites determinantes. En ese proceso, también el cuento se ha ido modificando.

Actualmente se ha generalizado la idea de que la palabra cuento significa "relación de un suceso". Más precisamente, la relación, oralmente o por escrito, de un suceso falso o de pura invención. Valga esta apreciación, porque sin ella, en épocas pretéritas, cuando los hombres aun no escribían y conservaban sus recuerdos en la tradición oral, cuento hubiera sido cuando hablaban.

No obstante ser esta definición un tanto ambigua por su amplitud; existen numerosas definiciones sobre la naturaleza del cuento, las cuales reproduciremos, por creer que ellas ayudarán a comprender mejor lo que implica el cuento como género literario.

Sainz de Robles, en su libro Cuentistas españoles del siglo XX, dice: “El cuento es, de los géneros literarios el más difícil y selecto. No admite ni las divagaciones ni los preciosismos del estilo. El cuento exige en su condición fundamental, como una síntesis de todos los valores narrativos: tema, película justa del tema, rapidez dialogal, caracterización de los personajes con un par de rasgos felices. Como miniatura que es de la novela, el cuento debe agradar en conjunto”.

Raúl A. Omil Alba y Piérola, en su libro El cuento y sus claves, dice: “Cuento es el acto de narrar una cosa única en su fragmento vital y temporal, así como el poema poetiza una experiencia única e irrespetable. El narrador de cuentos está en posesión de un suceso que cobra forma significativa y estética en la fluencia lógico-poética de lo narrado.

Carlos Mastrángelo, en su libro El cuento argentino, define el cuento de la siguiente manera:


Un cuento es una seria breve y escrito de incidentes;
de ciclo acabado y perfecto como un círculo;
siendo muy esencial el argumento, el asunto o los incidentes en sí;
trabados éstos en una única e ininterrumpida ilación;
sin grandes intervalos de tiempo y espacio;
rematados por un final imprevisto, adecuado y natural.

Abelardo Díaz Alfaro, citado en La gran enciclopedia de Puerto Rico, cuyas autoras son Margarita Vázquez y Daisy Caraballo, dice “El cuento es, para mí, síntesis poética; se acerca en mi concepto a lo que es en poesía el soneto. No puede en este género perderse una sola línea, un solo trazo. La trama es secundaria en el cuento. Ésta puede ser elemental y, sin embargo, resultar efectiva si el tratamiento es adecuado... El trazo que se da debe ser definitivo, no hay lugar a enmiendas”.

René Marqués, citado en la misma obra anterior, dice “El cuento es, para mí, de modo esencial y en último análisis, la dramática revelación que un ser humano -hecho personaje literario- se opera, a través de determinada crisis, respecto al mundo, la vida o su propia alma. Lo psicológico es, por lo tanto, lo fundamental en el cuento. Todo otro elemento estético ha de operar en función del personaje. De lo contrario, deja de ser “funcional” y se convierte en materia extemporánea, muerta. Dada la brevedad que, en términos de extensión, dicta el genero, el cuento se presta, quizás más que otras expresiones en prosa, al uso afortunado del símbolo como recurso de síntesis práctica...”

M Baquero Goyanes, en su libro El cuento español en el siglo XX, dice lo siguiente: “El cuento es un precioso género literario que sirve para expresar un tipo especial de emoción, de signo muy semejante a la poética, pero que no siendo apropiado para ser expuesta poéticamente, encarna en una forma narrativa, próxima a la novela pero diferente a ella en la técnica e intención. Se trata, pues, de un genero intermedio entre poesía y novela, apresador del matiz semipoético, seminovelesco, que sólo es expresado en las dimensiones del cuento”.